A lo largo de la historia, se han implementado diferentes sistemas de juego con mayor o menor éxito. Algunos de ellos, debido a que se ha utilizado desde hace muchísimas décadas, ya son considerados unos clásicos.

Pues bien, hoy os queremos hablar sobre uno de ellos: el sistema 4-3-3. Un sistema que aún perdura después de cerca de 60 años. Un sistema de juego que nunca pasa de moda, solo hay que ver como lo han utilizado entrenadores del nivel de Pep Guardiola o de Jürgen Klopp. Ahora, vamos a ver cuáles son sus características, además de sus puntos fuertes y débiles.

Qué es un Sistema 4-3-3

Como su propio nombre indica, el 4-3-3 es un sistema de juego configurado por 4 defensas, 3 mediocampistas y 3 delanteros. Surge a segunda mitad del siglo XX, cuando anteriormente se utilizaban estrategias de juego mucho más agresivas, como el 2-3-5.

Por norma general, los 4 defensas quedan alineados y no en rombo. Los 3 mediocampistas forman un triángulo más o menos abierto, bien sea con 2 defensivos y uno más ofensivo o viceversa. La alineación queda completada por 1 delantero centro y dos extremos, uno a cada banda.

En el fútbol moderno, se considera una formación muy ofensiva, aunque depende de la disposición de los jugadores en ataque o en defensa. Así, con una base de 4-3-3, en posiciones defensivas el equipo pueda pasar a un 4-4-2 si baja uno de los delanteros, a 4-5-1 si se repliegan ambos extremos  y al 4-2-4 al atacar, subiendo uno de los centrocampistas.

Características del Sistema 4-3-3

Dentro de los diferentes sistemas de juego que revisamos en este artículo, el 4-3-3 es un sistema cuyo principal objetivo reside en ocupar la mayor extensión de terreno posible.  Es decir, lo que se busca es ampliar el campo y buscar el dominio de juego por esta vía. Se caracteriza por su ofensiva y por querer jugar con el balón.

El 4-3-3 en el Plano Ofensivo

Si nos centramos únicamente en la ofensiva, la idea de contar con hasta 3 delanteros consiste en multiplicar las opciones de jugada en esta zona. En concreto, la idea de jugar con 2 extremos o interiores reside en obligar a la línea defensiva rival a abrirse y crear espacios.

La forma de atacar dicha línea ya dependerá de otros factores. Por ejemplo, si el jugador en banda está colocado según su pie natural, la idea  consiste en atacar desde la banda, hasta la línea de fondo para poder centrar a alguno de sus compañeros.

De la misma manera, si el jugador colocado en banda está “a pie cambiado”, su principal intención va a ser la de ir hacia el centro para buscar una asociación n corto con algún compañero o incluso el disparo directo a portería.

El delantero centro, por su parte, tiene dos funciones principales: asociarse en corto con sus compañeros en zona de peligro y avanzar tras la línea defensiva para los pases en profundidad.

El Mediocampo en el 4-3-3

La línea de medio tiene el cometido de apoyar a defensa y ataque, según la situación del juego.  Como se ha comentado anteriormente, dependerá del planteamiento táctico.

Si se opta por jugar con dos mediocentros defensivos y se quiere conseguir una buena fortaleza defensiva, la creación del juego pasará ineludiblemente por el pivote para conectar con extremos y delantero centro.

Asimismo, con este sistema se puede buscar también la cobertura de los laterales, en el supuesto de que sean muy ofensivos, ante una posible pérdida de balón y defensa de contraataque.

Por el contrario, si los laterales no son de corte ofensivo y no es necesaria realizar esa cobertura, se tiende a jugar con un mediocentro defensivo y dos centrocampistas más ofensivos.

El 4-3-3 y la Defensa

Como ya has visto antes, el centro del campo en posiciones defensa se encarga de cubrir, en especial, a los laterales. No en vano, hay que considerar que, al ser un sistema claramente ofensivo, la atención en la línea defensiva ante la pérdida de balón es imprescindible.

Cuando los defensas se encargan de la salida del balón, se concentran en torno al mediocampo, con el objetivo de asociarse con la línea media.

Por su parte, los laterales, al igual que en el caso de los extremos, se encargan de abrir el campo lo máximo posible para facilitar los espacios y mejorar la circulación del balón, siendo apoyados a su vez por los interiores.

Tal y como puedes ver, el 4-3-3 tiene unas características muy concretas, con una clara vocación ofensiva y diseñada para ocupar el mayor espacio posible.