El cambio reglamentario que se lleva a cabo en 1992 en relación con la cesión del balón al portero (además de otros que se han ido produciendo en los años posteriores) ha provocado un cambio de paradigma en el juego que se ha ido desarrollando desde aquella fecha, lo que ha dado lugar a grandes cambios en los modelos y en la percepción del juego. Estos cambios inciden en todos los aspectos (la técnica, la táctica, los aspectos condicionales…) y han hecho del portero uno de los grandes protagonistas de los últimos años. El portero actual debe intervenir en la organización colectiva del juego tanto en la fase defensiva como en la ofensiva, aumentando las interacciones que se producen con los compañeros, los adversarios, el balón, los espacios…

Entendemos que un equipo de fútbol es un sistema complejo en el que se producen múltiples interacciones entre sus componentes. Esta concepción nos permite desarrollar una mirada de conjunto, de modo que interpretamos las acciones del juego como fruto de algo más que una simple actuación individual. Cada modelo de juego provocará unas interacciones distintas con el portero.

En los últimos años, en nuestro país, ha triunfado un modelo de juego que entiende al portero como una pieza clave en la fase ofensiva. El portero es el hombre libre en los reinicios y continuidades del juego, es el que crea la superioridad ante la presión del rival, es el que fija para que aparezca un hombre libre que pueda superar dicha presión, es quien debe interpretar e identificar al tercer hombre… Por tanto, el portero, en este modelo de juego, es pieza clave en la fase ofensiva.

«La imagen perfecta de cómo ha respondido el equipo es que Víctor Valdés después del gol ha seguido jugando el balón. Es la demostración de fortaleza de este equipo. Si hubiera empezado a tirarla larga, a ese juego el Madrid te apabulla». (Declaraciones de Guardiola después del partido Real Madrid vs F.C. Barcelona en 2011).

Cualquier persona que analice la especificidad del portero dentro del juego pensará que su función principal debe tener lugar durante la fase defensiva. Sin embargo, últimamente, escuchando los medios de comunicación, da la impresión de que sólo existe la fase ofensiva.

Este sesgo interpretativo se produce debido a que en la actualidad la mayor cantidad de interacciones con balón en las que participa el portero son ofensivas, por lo que se trata de la parte más visible. Pero como entrenadores debemos analizar todas las interacciones, con o sin balón, y tomar conciencia de que estas van a estar influenciadas por el modelo de juego que queramos aplicar en nuestro equipo.

De esta reflexión y análisis se derivarán las características que debe tener nuestro portero dentro de nuestro modelo de juego, es decir, el perfil del portero que mejor se adecúa a nuestro modelo. En función de la forma en que nuestro equipo actúe colectivamente, estas características variarán. No le vamos a pedir lo mismo a un portero que juega en un equipo que presiona en bloque alto y que mantiene la línea defensiva a la altura del medio del campo que a otro cuyo equipo defiende en bloque bajo y se siente fuerte defendiendo los centros laterales.

Características que debe tener el portero de la selección española:

  • Debe dar continuidad con el balón en los pies, saber orientar bien el juego al lado débil del rival.
  • Debe dar cobertura a la línea defensiva, que suele estar muy adelantada.
  • Debe ser bueno en la portería y en el uno contra uno.
  • Tiene mucha importancia su juego aéreo; en caso de no destacar en este aspecto, los rivales podrían aprovechar su superioridad física respecto al once de la selección.

(Elaboración propia a partir de declaraciones del entonces seleccionador Luis Enrique)

Nuestro primer objetivo por tanto será rodearnos de jugadores que tengan un perfil adecuado a nuestro modelo de juego. En este sentido, la figura del portero cobrará especial importancia, ya que él es el primer atacante y el último defensor. Además de realizar una buena labor en la confección de la plantilla, debemos reflexionar sobre el desarrollo de nuestro modelo de juego a través del entrenamiento. ¿Estamos aplicando esas interacciones en las que participa el portero en nuestras tareas de entrenamiento? ¿En nuestras tareas colectivas, desarrollamos objetivos específicos para nuestros porteros? ¿Debe ser el entrenador de porteros el responsable de desarrollar este trabajo? ¿Abordamos nuestro modelo de juego a partir del trabajo específico del grupo de porteros y le damos luego progresión mediante las tareas con el resto del equipo? Deberíamos hacernos estas y otras muchas preguntas para valorar si estamos desarrollando nuestro modelo de juego en función de las interacciones que se producen en él y, concretamente, de las que implican a nuestros porteros.

 

Miguel Romero García
Entrenador de Porteros en la cantera del Real Oviedo
Profesor de Ceneted Oviedo