En el fútbol moderno, podemos encontrar numerosos conceptos novedosos para poder sacar ventaja en cualquier tipo de jugada ofensiva. Se plantean numerosas acciones de juego, donde participar entre un reducido número de jugadores.

Es aquí donde encontramos conceptos como el del tercer hombre, el tema que vamos a abordar en este artículo. Veremos de qué trata dentro del mundo del fútbol, así como su aplicación o posibles ejercicios de entrenamiento para sacarle el mejor rendimiento.

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¿Qué es el Tercer Hombre?

El tercer hombre en el fútbol es un concepto en el cual el equipo atacante saca ventaja de un tercer jugador que aparentemente no participa en la jugada. Es decir, por un lado está el jugador que posee el balón, al cual la defensa intenta impedirle el pase o su avance. Por su parte, suele haber un segundo jugador cercano al que posee el balón y al que se marca para que no reciba el balón.

Pues bien, la intención es que intervenga el tercer hombre, al no tener un marcaje tan cerrado, ya que su marca tiene que prever el desborde del primer jugador o el desmarque del segundo, disponiendo de un mayor espacio para sacar ventaja en el ataque.

De esta manera, la jugada se establece entre tres jugadores, desde el poseedor del balón hasta el tercer jugador, formando una triangulación mucho más difícil de defender.

El jugador que posee el balón quiere hacerle llegar el balón al tercer hombre, pero en este caso puede hacer una pared primero con el segundo para generar esa ventaja previa o hacerle llegar el balón al tercero directamente, utilizando al segundo jugador como “distracción”.

Aplicaciones del Tercer Hombre en el Fútbol

Tal y como hemos comentado, el objetivo de utilizar a un tercer hombre cuando se posee el balón está enfocado a conseguir una ventaja en el juego, independientemente de la zona del campo en el que se juegue.

Jugar con el Tercer Hombre en Defensa

Por ejemplo, cuando es en la zona ofensiva, utilizar a un tercer hombre puede ser realmente útil para salir de una fuerte presión. Pongamos el ejemplo de un lateral presionado en la zona frontal. A su vez, el central, su contacto más estrecho, está fuertemente marcado.

Entonces puede entrar en juego un tercer jugador. Ya sea el mediocampista bajando a defensa o incluso el propio portero, pueden ofrecer su apoyo.

De esta manera, de un 2 para 2 se consigue un 3 para 2 y el poseedor del balón tiene varias opciones: apoyarse en corto con el segundo jugador, que se la devuelva  y, al atraer la presión, pasar al tercer hombre o directamente optar por un pase un poco más largo a dicho jugador.

En ambos casos, la resolución es la misma. Se consigue salir de la presión y así una ventaja para salir con el balón jugado.

Jugar con el Tercer Hombre en el Medio Campo

Ahora, pongámonos que la situación de conflicto en la que nos encontramos es el mediocampo. En esta parte del campo, donde se apelotonan un mayor número de jugadores, solo caben dos opciones: iniciar una jugada de ataque o recular en defensa para iniciar, desde cero, una nueva jugada.

Debido precisamente a la acumulación de jugadores en el centro del campo, las variables son mucho mayores. Por ejemplo, un segundo jugador puede acercarse para arrastrar la presión del medio campo hacia el centro, mientras consigue espacio un jugador situado en banda.

Por el contrario, un tercer hombre en defensa puede  acercarse para salir de la acumulación y pensar en abrir juego al lado más débil de la defensa, donde haya una mayor ventaja de jugadores. De nuevo, jugar primero con el segundo jugador para posteriormente, tras la devuelta del pase, jugar con el tercer hombre suele ser una de las mejores opciones para sacar dicha ventaja.

El Tercer Hombre en la Zona de Ataque

Pensemos también en la aplicación del tercer hombre en la zona de ataque, teniendo en cuenta como tal desde zona de ¾ de campo hasta la línea de fondo. El objetivo reside en crear una jugada clara de gol.

La aplicación del tercer hombre se vuelve, de nuevo, imprevisible, dando infinitas posibilidades para intentar sacar una importante ventaja. Pongamos un par de ejemplos claros para verlo. Desde la frontal del área, tanto el jugador que posee el balón como su compañero más cercano está fuertemente defendidos para tapar el disparo, mientras que un jugador de segunda línea es el que llega a intervenir en el juego.

Por ejemplo, si dicho jugador aparece por la banda, el poseedor del balón puede triangular con el segundo para abrir seguidamente a banda y que esté liberado para que haga un pase de la muerte a alguno de sus compañeros.

De la misma forma, un jugador desde el mismo centro puede romper la línea de defensa desde el centro, siendo el jugador que posee el balón el que conecte directamente con él con un pase tras la defensa y así conseguir una jugada de 1 contra 1 frente al portero.

Entrenamiento del Tercer Hombre

Conseguir aplicar de forma adecuada la estrategia del tercer hombre depende de dos cuestiones a trabajar por el entrenador.

En primer lugar, es necesario realizar un buen trabajo “de pizarra” con los jugadores. Ahí, los jugadores tienen que entender las diferentes situaciones del juego y, en concreto, cómo tiene que actuar cada uno de ellos para acercarse a mostrar su apoyo o para desmarcarse para buscar espacios.

Sobre el terreno de juego, la mejor manera de plasmar este tipo de acciones reside en ejercicios de pases cortos en los que se fomente la triangulación. Asimismo, los rondos de grupos reducidos, adaptados a espacios cortos, son los más adecuados para mejorar las habilidades de los jugadores y la aplicación del tercer hombre.

Como puedes ver, el tercer hombre en el fútbol es una excelente herramienta en el fútbol, independientemente de la zona de juego en la que nos encontremos. Un recurso fundamental en el fútbol moderno que os recomendamos aplicar.